MARRAKESH

¡Una aventura entre colores, aromas y contrastes!

Hacía tiempo que me apetecía mucho ir a Marruecos. Escuchaba a personas que hablaban maravillas del país, mientras otras decían que nunca más volverían. Eso me despertaba aún más curiosidad, así que decidí que quería vivir la experiencia en primera persona. Me atraía especialmente su cultura tan distinta, su cercanía geográfica, sus colores y los contrastes tan marcados. Nunca antes había visitado el continente africano.

Así que, junto a mi amiga Belén, organizamos una escapada de 4 días en octubre y elegimos como destino Marrakesh.
Nos alojamos en un riad precioso y muy céntrico, Riad Altaïr, a tan solo unos pasos de los zocos y a 10 minutos a pie de la plaza Jemaa el-Fna y de los barrios de Hivernage y Guéliz. Incluía un desayuno delicioso con fruta fresca, yogur casero con frutos secos, huevos, tortitas...

Antiguamente era una casa tradicional marroquí, y desde hace diez años funciona como riad. Es un lugar bonito, acogedor, con terrazas en la parte superior, muy limpio y con un personal súper amable. Su hospitalidad y el trato cercano hicieron que nos sintiéramos como en casa. ¡Muy recomendable!

Nada más llegar hicimos un free tour cuyo punto de encuentro era en la puerta del Hotel Ali. Durante el recorrido visitamos los principales puntos de interés de la Ciudad Roja, descubrimos rincones secretos de la medina y aprendimos detalles culturales y políticos. Como dato curioso, el guía nos contó que desde 2021 Marrakech tiene una alcaldesa mujer, un hecho significativo en un país árabe. Aunque aún están lejos de alcanzar la igualdad plena, las mujeres continúan luchando por sus derechos en Marruecos. El tour finalizó en el Museo de la Herboristería, donde aprendimos muchísimo sobre los productos naturales del país: El curry rojo, que se conserva mejor en aceite con unas gotas de limón. La nigella, de la familia del eucalipto, ideal para la tos y ronquidos. El aceite de higo chumbo, originario de Marrakech, usado para el cuidado de la piel. El aceite esencial de azahar, con efecto relajante. El almizcle (almiskle), que se utiliza como ambientador y en forma de pastilla para perfumar el cuerpo. El famoso aceite de argán, extraído del fruto del argán, un árbol de la familia Sapotaceae cultivado en Marruecos.Y finalmente nos recomendaron probar dos de sus mejores tés: el té de menta y el té real.

A nivel gastronómico, disfrutamos de platos tradicionales como el tajín marroquí, que se cocina durante 6 a 8 horas con verduras (cebolla, tomate, pimiento, alcachofa), especias y carne, pollo o pescado y se sirve en un tajín de barro, que es el recipiente donde se cocina y se sirve. También degustamos el auténtico cuscús con pollo y verduras, y la famosa pastela marroquí, un pastel de hojaldre relleno de carne, frutos secos, dátiles y especias. Como su preparación es laboriosa, normalmente se reserva para celebraciones especiales, como en bodas o celebraciones.

 
 

Entre las visitas más destacadas están:

Las Tumbas Saadíes datan de finales del siglo XVI y se encuentran en un jardín cerrado al que se accede a través de un pequeño pasillo y vimos más de 100 tumbas decoradas con mosaicos. En ellas están enterrados los cuerpos de los sirvientes y guerreros de la dinastía saadí. Y hay que destacar el MAUSOLEO PRINCIPAL donde está enterrado el sultán Ahmad al-Mansur (el creador) y su familia. El mausoleo consta de 3 habitaciones, siendo la más conocida la de las doce columnas, es espectacular, y en ella están enterrados el sultán Ahmad al-Mansur y su familia.

Palacio El Badi construido a finales del siglo XVI por el sultán Ahmed al-Mansour que se encuentra totalmente en ruinas y según cuentan fue un palacio com más de 300 habitaciones decoradas con oro, turquesas y cristal.

Mezquita Koutoubia es la más importante de la ciudad y como en todas las mezquitas no se puede acceder si no eres musulman. Está ubiacada a 300 metros de la plaza Jaama el Fna y destaca por su alto minarete y por su color, piedra de arenisca rosada, típico de la ciudad. Su nombre significa “mezquita de los libreros” por los numerosos puestos de libros que la rodeaban en sus primeros tiempos.

Hotel La Mamounia (significa refugio en árabe) es un hotel de 5 estrellas de fama mundial, ubicado dentro de las murallas que rodean a la antigua medina. Destaca por su elegancia y sofisticación, combina la arquitectura marroquí con el estilo art déco. Dispone de habitaciones, suits y riads con cuatro restaurantes, cuatro bares y bonitos jardines que se pueden visitar, pero no llegamos a tiempo, así que disfrutamos de un té y café (8€ y 9€) en uno de sus elegantes salones.

El Zoco de las Especias fue una experiencia sensorial increíble! Sorprendre la variedad de productos, desde especias, hierbas aromáticas, frutos secos, aceites esenciales, cosméticos y remedios naturales y todo a granel! Situado en pleno centro de la medina. A pesar de ser recinto cerrado las motos circulaban a toda velocidad! Allí compramos Ras el hanout que es la mezcla marroquí por excelencia que es una mezcla de cardamomo, comino, canela, clavo, nuez moscada y pimienta negra y también unas cajitas de dátiles deliciosos.

Medersa Ben Youssef es la gran escuela de Marrakesh. Ahora convertida en museo es una verdadera joya de la arquitectura árabe, con esculturas de mármol, preciosos mosaicos de más de 400 años de antigüedad. Tiene 130 celdas donde se alojaban los 900 estudiantes que aprendían el Corán. Estas celdas que eran muy austeras, pequeñas de tamaño y con poca luz que contrasta con la exuberante sala de rezos y su decoración con motivos vegetales. Desde sus inicios fue el centro de difusión del saber más importante de Marrakech y el más grande de todo Marruecos. La escuela funcionó durante casi cinco siglos, hasta que se clausuró en 1960. Quedo abandonada hasta que en 1982 se abrió de nuevo al público. Me impresionó su patio interior con su estanque central proporcionando un ambiente muy agradable. Visita muy recomendable.

La Plaza Jemaa el-Fna es el corazón de Marrakesh, es la plaza principal de la ciudad de grandes dimensiones y el lugasr más importante de la medina, rodeada de numerosos cafés, restaurantes, terrazas, tiendas de souvenires,… dicen que toda la ciudad gira alrededor de esta plaza. Es una plaza que sorprende por la transformación que va sufriendo a lo largo del día. Durante el día puedes encontrar puestos de zumos de naranja, especias, menta y caracoles,… y al caer la noche se transforma, aparecen de puestos de comida para cenar, músicos, tatuadoras de henna, lectores de manos e incluso domadores de monos y encantandores de serpientes.

También visitamos Le Jardin Secret, un jardín lleno de vegetación y rincones tranquilos donde pagamos 60 dirhams por la entrada. Visitamos sus salones y desde su terraza disfrutamos de unas vistas preciosas de la medina.

Uno de nuestros restaurantes favoritos fue el Restaurante Café Palais El Badi, con una terraza encantadora, comida marroquí muy rica, platos abundantes, precio muy asequible y un servicio excelente.

Y por supuesto, no podíamos irnos sin disfrutar de un momento de relajación en un hammam tradicional. Elegimos uno donde primero pasamos por una sala caliente para abrir los poros, luego nos aplicaron jabón negro y nos hicieron una exfoliación con guante kessa. Para terminar, nos hidrataron con aceites naturales mientras nos servían té de menta. ¡Una experiencia que recomendamos totalmente!

Durante toda nuestra estancia, nos acompañaba el sonido del adhán (la llamada a la oración), que se escucha cinco veces al día desde los minaretes. Aunque ahora se hace con micrófono y altavoces, es un sonido que marca el ritmo del día y que te recuerda constantemente que estás en un lugar donde la espiritualidad y la tradición están muy presentes.

En conclusión Marrakesh es una ciudad que te despierta todos los sentidos. Llena de vida, caos, belleza, historia, sabores y contrastes. Nos fuimos con el corazón lleno, los ojos fascinados y muchas ganas de volver. Una experiencia única, intensa y transformadora que recomendamos vivir al menos una vez en la vida.

Nuria Martrat